domingo, 27 de enero de 2013

Te reto a que la ames.


Ahora dime,
¿ya sabes qué se siente tenerla a tu lado?
¿ya sabes cómo estremecer su cuerpo con tu presencia?
¿ya cómo es darle un beso sin tocar sus labios?

¡Mírame!
Mírame y dime,
¿cómo le dibujarás una sonrisa?
Yo sé hacerlo, pero no por eso está a mi lado.

Dime,
¿cuántas estrellas atrapas en tus ojos cuando la miras?
¿qué tan alto llegas cuando te abraza?

¡Benditas ganas de ser tu otoño!
Pudrirte, pudrir tu presencia.

Te reto a que la ames como nadie.
Te apuesto la pálida luz de un domingo a que no le entregarás tu vida.
A que no podrías pasar veintiséis lunas y catorce vidas
simplemente mirándola.
Y estoy tan seguro de apostar
que no podrías nunca inventar un verbo con su sonrisa.

Te reto a que la ames como nadie.
Te reto a que la ames mejor que yo.
Ella lo merece.

sábado, 19 de enero de 2013


Cerré la libreta,
¡Mi libreta!...
No volveré a escribir poesía.

Estoy en el suelo,
estirando mi mano
queriendo tocar el techo, 
ya sin fuerzas la dejo caer.

Al borde del abismo
lancé mi puño...
detenido por una fría pared.

Tomé la libreta entre mis manos,
avanzaba poco a poco entre sus versos
entrando cada vez más en ese sentimiento
que me inunda desde un final que me dejó
agotado.

La poesía siempre estuvo presente,
llevándome a un camino sin retorno,
por una carretera sin destino.

Abismo, oscuridad... llévate

Llévate todo,
llévate mis letras, mis rimas, 
mi sonrisa, ¡llévate cualquier rastro de felicidad!
pero por favor...
¡por favor!
no te lleves mi poesía.

Jorge Eduardo Delgado Galvis.